miércoles, 4 de abril de 2012

Homenaje a Juan Ramón Jiménez. Pinturas


El recuerdo. Piedra y cielo. óleo/lienzo. 100X100cm

 Como médanos de oro,
que vienen y que van
en el mar de la luz,
son los recuerdos.
El viento se los lleva,
y donde están están,
y están donde estuvieron
y donde habrán de estar…
(Médanos de oro).
Lo llenan todo, mar
total de oro insondable,
con todo el viento en él…
(Son los recuerdos).


A los pocos meses de haber publicado “Eternidades”, el escritor español Juan Ramón Jiménez (quien nació en Huelva el 23 de diciembre de 1881 y encontró la muerte en San Juan de Puerto Rico el 29 de mayo de 1958) amplió su producción literaria con un nuevo material que le sirvió para renovar el interés del público, sumar admiradores, volver a captar la atención de la crítica y demostrar que su creatividad era inagotable.

Piedra y cieloEsa obra que enriqueció al mundo de las letras en 1919 fue bautizada como “Piedra y cielo” y, en la actualidad, es recordada como uno de los tantos títulos que se enmarcan en la etapa intelectual del también creador de propuestas como “Almas de violeta”, “Arias tristes”, “Jardines lejanos”, “Las hojas verdes”, “Baladas de primavera” y “La soledad sonora”.

“Piedra y cielo”, título que hace referencia a dos elementos de gran peso al hablar del universo, es un libro que parece tener a la creación poética como eje central. En él, el autor aborda a la poesía no como un género sino como una actividad, sitúa al poema como objeto artístico y presenta al poeta como un Dios creador de una nueva dimensión.

Si les agrada la idea de apreciar libros antiguos donde se pueda valorar la maestría literaria de un autor de fama internacional como lo ha sido Juan Ramón Jiménez, no dejen de tener en cuenta la existencia de “Piedra y cielo”, una de las tantas joyas del mundo de las letras que permiten mantener vivo el espíritu de este español que, en 1956, fue distinguido con el Premio Nobel de Literatura por su excelente desempeño como escritor.

 


 Paisaje dulce, está el campo. Arias tristes. óleo/lienzo. 100X100cm

Paisaje dulce: está el campo
todo cubierto de niebla;
ya se han ido lentamente
los rebaños a la aldea. Es un paisaje sin voces,
triste paisaje que sueña,
con sus álamos de humo
y sus brumosas riberas,

Voy por el camino antiguo
lleno de ramaje y yerba,
sin pisadas, con aroma
de cosas vagas y viejas.

Paisaje velado y lánguido
de bruma, nostaljia y pena:
cielo gris, árboles secos,
agua parada, voz muerta.

Sobre los álamos blancos
de la dormida ribera,
una luna rosa y triste
va subiendo entre la niebla.


Cuando en 1903 se produjo el lanzamiento de “Arias tristes”, pocos meses habían pasado desde que su autor, el escritor español Juan Ramón Jiménez, había sido ingresado en un sanatorio de Burdeos como consecuencia de un cuadro depresivo que se le desencadenó por el fallecimiento de su padre y la mala situación financiera de su familia.
Juan Ramón JiménezPese a su inconveniente de salud, el autor demostró sus ganas de continuar el camino que había iniciado tiempo atrás con el surgimiento de “Ninfeas” y “Almas de violeta” al ampliar su producción literaria e intervenir en la fundación de la revista “Helios”.
Tal vez por sus vivencias personales o la fuerte influencia del simbolismo, el modernismo y Gustavo Adolfo Bécquer, Jiménez le dio a “Arias tristes” un perfil emotivo y sentimental que, hasta el día de hoy, permite apreciar la profunda sensibilidad del también creador del inolvidable “Platero y yo”.
En esas antiguas páginas poéticas, es posible hallar un texto marcado por la tristeza y la irrealidad que gira en torno al paisaje natural que refleja el alma del poeta, los recuerdos y el miedo. Al escribirlo, el español nacido en Huelva el 23 de diciembre de 1881 ha priorizado las enumeraciones sugerentes antes que las descripciones narrativas y adoptó un estilo algo difuso con dejos románticos que le dio a la obra un marcado sello de vaguedad.
“Arias tristes”, tal como pueden llegar a advertir muchos expertos en literatura, es un libro importante dentro de la trayectoria de Juan Ramón Jiménez. Por fortuna, su contenido aún puede ser valorado por todos aquellos que deseen conocer uno de los primeros trabajos de quien, en 1956, fue distinguido con el Premio Nobel de Literatura.



Se está muriendo el otoño. Jardines lejanos. Óleo/lienzo. 100X100cm

  

Se está muriendo el otoño

- sueño y frío, llanto y niebla-;
Mi rosal siente floridas
Nostaljias de primavera.

¿Cuándo habrá aroma en el aire?
...De una ventana entreabierta
Viene el aria de un piano
Llorando antiguas tristezas.


El jardín de mi adorada
Está lleno de hojas secas;
Los árboles no se mueven,
Nadie pasa por las sendas.

En un silencio de parques
Olvidados; huele a tierra
De cementerio, y se oye
La lluvia en la fronda muerta.

Y a la triste claridad
De la luna amarillenta,
Un ruiseñor llora dulces
Predulios entre la niebla.

Un año después de haber enriquecido al mundo de las letras a través de la publicación de “Arias tristes”, el destacado poeta español Juan Ramón Jiménez lanzó “Jardines lejanos”, un material donde pueden hallarse frases dedicadas a Antonio Machado.
Jardines LejanosQuizás una gran cantidad de lectores considere que la producción literaria de quien ganara en 1956 el Premio Nobel de Literatura posee mejores títulos que “Jardines lejanos”, pero si aún se recomienda la lectura de esta propuesta presentada en 1904 es porque algo de valor posee.
A través de la lectura de este trabajo, por ejemplo, uno puede viajar en el tiempo y descubrir las características que tenían las primeras obras del creador de “Platero y yo” o comprobar cómo se fue transformando, con el paso de los años, la capacidad poética del autor.
Leer cada página de este libro que se ha enmarcado en la etapa sensitiva de Jiménez (periodo en el cual se evidencia una marcada influencia del Simbolismo y predominan las descripciones del paisaje como reflejo del alma del poeta) es, también, una oportunidad de revivir el espíritu de quien también le regaló a la humanidad textos como el ya mencionado “Almas de violeta”.
Si uno apuesta por este material, el maravilloso universo poético de Juan Ramón Jiménez quedará revelado ante nosotros por medio de versos como “No hay sol; el cielo de invierno / es de bruma y nubes blancas / sólo hay un raso celeste / sobre las araucarias”.
Es cierto que, en muchas ocasiones, no alcanza el tiempo para leer todos los títulos que engrandecen al ámbito literario, pero establecer una lista de prioridades puede ayudarnos a alternar libros nuevos con otros más antiguos. En este caso, se podría decir que la lectura de “Jardines lejanos” es casi una obligación para quienes desean profundizar en la obra de Juan Ramón Jiménez y para todo aquel que pretenda apreciar el desarrollo del género poético a través del tiempo.




 ÚNICA ROSA. POESÍA. ÓLEO/LIENZO. 100X100 cm


 

 Todas las rosas son la misma rosa,
amor, la única rosa.
Y todo queda contenido en ella,
breve imajen del mundo,
¡amor!, la única rosa.







Mar. Diario de un poeta recién casado. Óleo/lienzo. 192X130 cm




Parece, mar, que luchas

-¡oh desorden sin fin, hierro incesante!-

por encontrarte oporque yo te encuentre.

¡Qué inmenso demostrarte, 

en tu desnudez sola

- sin compañera... o sin compañero

según te diga el mar o la mar-, creando

el espectáculo completo

de nuestro mundo se hoy!

Estás, como en un parto, 

dándote a luz -¡con qué fatiga!-

a ti mismo, ¡mar único!, 

a ti mismo, a ti sólo y en ti misma

y sola plenitud de plenitudes,

...¡por encontrarte o porque yo te encuentre! 

 



Por más años que tenga un libro, éste siempre puede llegar a entusiasmar a quien lo descubre por primera vez. Por fortuna, las obras literarias no tienen fecha de vencimiento y, en algunos casos, hasta se vuelven más valiosas si son antiguas.

Diario de un poeta recién casadoHoy en día, por ejemplo, conseguir materiales que hayan sido elaborados por Juan Ramón Jiménez tal vez constituya todo un desafío para numerosos lectores de diversas partes del mundo pero, una vez que se logra hallar el texto buscado, la felicidad y la satisfacción experimentada son indescriptibles.

A este destacado poeta español uno puede conocerlo a través de propuestas como “Platero y yo”, “Almas de violeta”, “Arias tristes”, “Jardines lejanos”, “Las hojas verdes” y “Baladas de primavera”, pero también es posible apreciar su talento por medio de la lectura de trabajos como “Diario de un poeta recién casado” o “Animal de fondo”.

En el caso del libro que da nombre a este artículo, se trata de una creación de claro perfil romántico y autobiográfico que se enmarca entre la etapa sensitiva y la época intelectual del autor. Con el tiempo, esta obra desarrollada en 1917 sería rebautizada “Diario de poeta y mar” para hacer referencia a Aymar, el segundo apellido de su esposa Zenobia Camprubí, una mujer española a la que conoció en Madrid.

“Diario de un poeta recién casado”, como pueden comprobar aquellos que confían en su contenido, no sólo es un material que describe las primeras sensaciones de Juan Ramón Jiménez como marido, sino una opción de gran valor literario que deja al descubierto una nueva fase de la poesía del escritor, donde los adjetivos ornamentales comenzarían a quedar afuera, la rima se transformaría en un evidente ritmo poético y los sustantivos desnudos ganarían espacio.

Si las referencias hacia el contenido de “Diario de un poeta recién casado” les provocan curiosidad, no duden en iniciar la búsqueda de un ejemplar de este libro que no ha perdido relevancia con el paso del tiempo.

 

 


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